El primer día
en Japón, un corto día que pareció muy largo
Luis ha llegado
a Kioto y mañana comenzará sus estudios. Para los
próximos tres meses le espera el encuentro con personas
diversas, cosas nuevas, nuevos platos y un ambiente cultural diferente.¿Cómo
se desarrollarán sus estudios en Kitcho, la cumbre de la
cocina Japonesa que enamoró a Ferrán Adriá?
Será digno de ver en muchos sentidos. Además, al
mismo tiempo, ¡se puede aprender sobre tantas cosas en Japón
sobre cultura, historia, templos, cocina, etc! En Japón
el tipismo y las artes tradicionales no tienen fin. Presentemos
la vida cotidiana y el diario de viaje de Luis mientras disfruta
plenamente de Kioto.
Lo normal es presentarse
intercambiando tarjetas de visita
Parece que le gustó la expresión “¡Gambarimasu!”.
Aunque en España se le diga a otra persona “¡Vamos,
ánimo!” no suele decirse al otro “¡Gambarimasu!”.
Por eso, con más motivo, en esta ocasión quería
añadir un vigoroso “¡Gambarimasu!”. Por
cierto, ese día el señor Tokuoka no llevaba tarjetas
de visita consigo. Lo lamentó no poco. ¿Se las pedirá
Luis antes de que el señor Tokuoka lo recuerde, o será
al revés? Me parece que posiblemente ambos se han olvidado
ya.
Comida en Hana Kitcho
Se dice que “El peso de las armas no se puede
llevar sin el gobierno de las tripas”, así que fuimos
al restaurante Matsuno para que Luis pudiera probar por primera
vez un plato de anguila. Sin embargo, lamentablemente, el miércoles
era el día de descanso semanal del restaurante. Qué
le vamos a hacer. Nos fuimos a Hana Kitcho. Cuando Luis supo que
éste era otro restaurante de Kitcho en Kioto, nos preguntó
de cuántos comedores disponía, qué capacidad
tenía y muchas otras preguntas una detrás de otra.
Empezando por el señor Tokuoka, todos los empleados de
Kitcho nos inquietamos un poco ante un visitante como no habíamos
tenido nunca antes. Mientras esperábamos la comida visitamos
la cocina, causando molestias en las horas de mayor trabajo del
mediodía. Luis muestra gran interés por conocer
cómo se trata el Hamo, una especie de anguila de temporada.
Por fin llega la comida tan esperada. Luis usa los palillos con
habilidad. Muestra un aspecto tan natural como si hubiera degustado
la comida japonesa y el sake toda la vida. El cansancio del largo
viaje desaparece para dar lugar a una gran satisfacción.
Saludos formales en
la tienda de dulces Tokuya Camino
del templo Yasaka nos acercamos a la tienda de dulces Tokuya.
Pasamos un rato de agradable conversación con el señor
Tokuriki, el dueño. Basta con ver el semblante de Luis
ante tantas cosas nuevas para sentir alborozo. A pesar de la barrera
del idioma podemos transmitir nuestros sentimientos en algún
grado.
Visita al templo Yasaka
Desde que montamos en el Shinkansen Luis expresó
su deseo de visitar algún templo. Ese deseo se cumplió
enseguida, el primer día.
Los templos Yasaka están en Higashiyama, Kioto, y en otros
tres mil lugares repartidos por todo Japón. Popularmente
se les conoce como “Gion San” y están dedicados
a Susanowo no Mikoto, Kushiinada Hime no Mikoto y Yahashira no
Mikogami. Los festivales de Gion son famosos, se llevan a cabo
ceremonias que son tradicionales desde hace 1100 años y
son visitados por muchos turistas de todo Japón. Es el
templo indicado para conjurar peligros y para rogar por la prosperidad
de los negocios. En él se realizan “Ceremonias Okera”
en Año Nuevo, contra las enfermedades para pedir buena
fortuna y para que se eviten las desgracias (según Yahoo
Travel).
Hicimos sonar la campana e invocamos a los dioses. No es que Luis
vaya a hacer un negocio en Japón, pero deseamos que todo
le vaya bien en los próximos tres meses. Todos nosotros
lo pedimos de corazón
Con las jóvenes
Geishas Después de visitar
el templo Yasaka se acercaba el momento de ir a la residencia
en la que Luis pasará los próximos tres meses. En
unas habitaciones que parecen un poco pequeñas para un
extranjero dejamos las maletas y después de las explicaciones
de cómo funciona todo fuimos de compras para adquirir las
cosas necesarias para la vida cotidiana. Más tarde nos
juntamos con la patrona y con los empleados de Kitcho para cenar
en el salón de Okonomiyaki. Después fuimos a una
terraza de verano (era el último día de la temporada)
y nos hicimos unas fotografías con unas jóvenes
geishas. Sea porque corrió el sake o porque estaba rodeado
de mujeres, parece que Luis se relajó un poco y hasta el
final estuvo de muy buen humor. A partir de mañana ¡vamos
a esforzarnos también con buen humor!
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